Compartir:

Se ha intentado de muchas maneras establecer la fecha del nacimiento del Salvador del mundo, sin embargo, casi todos los esfuerzos han sido improductivos, y en gran medida debido a que las propuestas, respaldos y declaraciones frente a este hecho han estado ligados a un sistema religioso que tiene una buena parte de sus raíces en el paganismo y no necesariamente en el contexto de las Escrituras en su perspectiva original.

Para calcular la fecha del nacimiento de Jesús/Yeshúa podemos rastrear algunos detalles que nos ofrece el texto de Lucas 1:5 (BTX4) que dice “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, y su mujer era de las hijas de Aarón, y su nombre era Elisabet”.

Es importante comprender que cuando se estudian de manera sistemática los pasajes en donde se habla del nacimiento de Yeshúa en la Biblia, podemos tener la certeza de que no pudo haber nacido en invierno en Israel, es decir, en el mes de diciembre del calendario secular gregoriano.

Lucas 2:8 (RV60) dice que “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño”.

De acuerdo al contexto histórico israelita, sabemos que los rebaños de aquella región eran llevados al Templo en Jerusalén para cumplir con las leyes del sacrificio. Es sabido en Israel que los corderos de Belén eran muy conocidos por ser muy bien cuidados, y estos pastores tenían claro que su ocupación no era simplemente vigilar ovejas. Estos pastores eran judíos creyentes en el Dios de Israel, y aquella noche, cuando estaban guardando los rebaños, experimentaron la aparición de un ángel que les anunciaba las buenas nuevas del tan esperado Mesías: “¡No temáis! pues he aquí os traigo noticias de gran gozo, que serán para todo el pueblo: ¡Hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesías el Señor! Celebrándolo con ellos, apareció luego una multitud del ejército celestial alabando a Dios, y diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de su elección!” (Luc. 2:8-14 BTX4). Es absolutamente claro que esto no puedo ocurrir jamás a finales de diciembre. ¿Por qué? Simplemente porque por ser días demasiado fríos, los pastores nunca sacaban (ni en la actualidad) sus rebaños fuera de sus cuadras durante los meses de invierno. Así que podemos tener bien claro que, de acuerdo a la Biblia, Yeshúa no nació en invierno, no nació en diciembre.

Es significativo recordar que la madre de Juan (Yohanán) el bautista, Elisheva (Elisabet) era familiar cercana de la madre de Yeshúa, es decir Miriam (María). Para establecer la fecha del nacimiento de Yeshúa, es fundamental establecer el tiempo en que Elisabet quedó embarazada, porque las Sagradas Escrituras nos dan una información importante de que Juan era seis meses mayor que Yeshúa (Luc.1:26; 1:36).

Para ubicar esta fecha, detengámonos en el relato de Lucas 1:5, específicamente en la frase que dice “del turno de Abías” o “de la clase de Abías”. El sacerdote Zacarías se encontraba ministrando en el Templo de Jerusalén, cuando se le apareció un ángel del Señor, anunciándole el nacimiento de su hijo Juan, y relacionándolo con el profeta Elías (Luc.1:17), cuyo advenimiento (Mal. 4:5) según la tradición judía, tenía que ser en Pésaj (Pascua), celebración que de acuerdo al mandamiento bíblico se hace el 14 de Abib (Nisán), el primer mes del año lunar hebreo. Mas tarde, el mismo Yeshúa se habría de referir a Juan como Elías (Mat.11:14).

Ahora bien, unos mil años antes de estos acontecimientos, el rey David había establecido 24 órdenes o turnos sacerdotales para ministrar en el Sagrado Templo de Jerusalén. El turno del grupo sacerdotal al cual pertenecía Zacarías era el octavo, el de Abías (ver 1 Crón. 24:10), y así, le tocaba servir durante el cuarto mes del año lunar. Es previsible inferir entonces que, tan pronto como Zacarías regresó a su hogar, Elisabet quedara embarazada. Esto debió haber sucedido a mediados del mes de Tamuz del calendario bíblico, que corresponde a junio-julio del calendario secular. Nueve meses más tarde, a mediados del mes de Nisán del siguiente año, es decir, durante Pésaj, la Pascua hebrea, nació su hijo Juan/Yohanán, y seis meses después, en el mes de Tishrei (septiembre-octubre), nació Yeshúa, nuestro Mesías y Salvador.

En el mismo Evangelio según Lucas se nos informa la fecha en que Miriam se halló embarazada: “Después de estos días, su mujer Elisabet concibió; y se mantenía en reclusión cinco meses… al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, cuyo nombre era Nazaret, a una virgen… y el nombre de la virgen era Miriam” (Luc. 1:24-27 BTX3). Después de anunciarle que quedaría embarazada, el ángel Gabriel dice: “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido un hijo en su vejez; y para ella, la llamada estéril, éste es ciertamente el sexto mes; pues de parte de Dios ninguna cosa será imposible” (Luc.1:36-37).

Es muy probable que Miriam quedara preñada en el momento mismo de aceptar la voluntad del Eterno. Fue entonces cuando la sombra del Omnipotente vino sobre esta joven de la cual habría de nacer el Mesías. Era el sexto mes de embarazo para Elisabet, que corresponde al mes de Tevet, décimo mes del año lunar, es decir, a diciembre-enero del calendario secular. En ese tiempo Miriam fue a visitar a su parienta Elisabet, y se quedó con ella tres meses, hasta el nacimiento de Juan que, corresponde a los meses de marzo-abril (Luc.1:56). Las 40 semanas del embarazo de Miriam se cumplieron a mediados del mes hebreo de Tishrei, séptimo mes del calendario bíblico, que corresponde a septiembre-octubre del calendario gregoriano, que además es cuando se celebra la Fiesta de los Tabernáculos o Enramadas, en hebreo llamada “Sucot”.

Hay una dato que no podemos pasar por alto. El Creador, en Su Palabra, señaló festividades o Santas Convocaciones que su pueblo debía celebrar cada año en su momento exacto (Lev. 23:4), que cuando las estudiamos a la luz de la cultura e interpretación judía, comprendemos la profunda conexión que tienen con el Mesías prometido a Israel. Estas Santas Convocaciones anuales son:

  1. La Pascua (Pésaj). Símbolo del Mesías, como Redentor (1 Cor. 5:7-8; 1 Ped. 1:19).
  2. La Fiesta de los Panes sin Levadura (Jag HaMatzot). La cual apunta a la sepultura del Mesías (Mat. 26:12, 1 Cor. 5:7-8). 
  3. La Fiesta de las Primicias (Omer Reshit). Indica la Resurrección de Yeshúa (1 Cor. 15:23).
  4. La Fiesta de Pentecostés (Shavuot): Señala a la entrega de la Torá en Sinaí y la manifestación del Espíritu Santo (Hec. 2).
  5. Yom Teruá o Día de las Trompetas (También conocida como Rosh HaShaná o nuevo año civil hebreo). Está conectada con la Resurrección de los muertos (1Cor. 15:12-25).
  6. El Día de la Expiación o Redención (Yom Kipur). Nos enseña acerca de la segunda venida del Mesías  (Zac.14:4; Mat. 24:27-31; Luc. 21:20-28).
  7. La Fiesta de los Tabernáculos o Enramadas (Sucot). Esta fiesta nos habla acerca del gozo del reino mesiánico, el Milenio (Mar. 9:2-13; Apo. 20:4, 6).

Una atención especial a la última Santa Convocación del ciclo festivo, Sucot (Lev. 23:33-41), arroja suficiente luz sobre la fecha del nacimiento del Mesías: La Fiesta de Sucot o Tabernáculos, última de las celebraciones del año, pone fin a la serie de fiestas solemnes establecidas por el Creador. En su orden profético, esta fiesta corresponde a los acontecimientos que sucederán inmediatamente después de la venida del Mesías. Desde la instauración del Reino Milenial, hasta la creación de los nuevos cielos y tierra, es decir, durante mil años literales, los discípulos fieles del Mesías vivirán la gloriosa experiencia de reinar con Su Salvador en el mundo.

Ahora bien, el Evangelio según Juan en el capítulo 1, en la primera parte del verso 14, en versión de la Biblia Textual dice literalmente: “Y el Logos [Verbo/Palabra] se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros…”. De donde la palabra griega eskénosen (traducida tradicionalmente como “habitó”) es en realidad un verbo que literalmente significa asentar tabernáculo. A su vez, dicho término griego es una traducción de la palabra hebrea “Sucot”, que se usa en el texto hebreo de la Biblia para definir tabernáculos o cabañas. Así, el verbo griego eskénosen, que usa el escritor del Evangelio, nos da una clave muy precisa para creer que la Fiesta más apropiada para que el Eterno escogiera para que su Hijo naciera en la tierra de Israel es la de Sucot, los Tabernáculos. ¿No sería esta la mejor fecha para que el Creador del universo escogiera que Su Palabra, el Verbo, hiciera tabernáculo entre los hombres?

¿Y cuándo se celebraba la Santa Convocación de los Tabernáculos? Desde el día 15 hasta el día 21 del mes séptimo (tishrei), entre septiembre y octubre del calendario gregoriano. ¡Es exactamente seis meses después del nacimiento de Juan! No el 25 de diciembre, como se ha enseñado durante siglos.

Para inquietudes o consultas escribe a Kenner Ospino M. a koltorahco@gmail.com

Si quieres seguir avanzando en tu fe, tal como lo muestra la Biblia en su contexto original, síguenos en:

http://www.youtube.com/koltorahco

http://mpekoltorah.ivoox.com/

http://www.facebook.com/mpekoltorah

http://instagram.com/mpekoltorah

http://pinterest.com/mpekoltorah

Escucha nuestra estación ConecZión Vital Radio las 24 horas:

https://www.koltorah.co/coneczionvitalradio/

Agrega tu comentario