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Por Dr. Guido Maisuls, Buenos Aires

Los especialistas expresan que una fobia es la personificación del pánico o miedo que manifestamos cuando tenemos un sentimiento de odio o rechazo hacia algo o alguien. Ejemplos de fobias abundan. La xenofobia: temor y odio a los extranjeros o extraños. La islamofobia: temor y odio a las culturas islámicas o musulmanas. La judeofobia: temor y odio hacia lo judío. Y tantas otras, imposibles de enumerar.

Los psicólogos y psiquiatras han llegado a la conclusión que uno de los elementos básicos de la fobia es el prejuicio, la tendencia a juzgar de antemano, a “prejuzgar”, a emitir juicio sobre un tema u objeto antes de analizar las evidencias o las experiencias previas.

La judeofobia es el miedo extremado e irracional a los judíos, a su cultura, a su historia, etc. que en lo superficial se manifiesta como rechazo y odio acentuado a la presencia real o virtual de los judíos.

La judeofobia es la expresión desembozada de un auténtico racismo primitivo. Así como el racismo blanco niega a los hombres de color sus derechos básicos. Así como el Islam fundamentalista niega a las demás creencias su razón de ser. Así como el nazismo negó el derecho a la vida a los judíos, gitanos, discapacitados y homosexuales, los judeófobos le niegan al pueblo judío el derecho inalienable a vivir, crecer y realizarse donde quiera que vivan. La judeofobia es simplemente racismo porque es una simple y burda expresión de anti humanismo.

“La judeofobia es una psicosis, como tal hereditaria y como enfermedad hereditaria de más de 2.000 años”. “La judeofobia es una variedad de demonopatía…. para los vivientes el judío es un cadáver, para el nativo es extraño, para el sedentario un nómada, para el propietario un mendigo, para el pobre un explotador y un millonario, para el patriota un apátrida, para todos un rival odiado”. Según León Pinsker quien en 1882 define la judeofobia como una enfermedad socio-patológica contra los judíos.

Una mentira judeófoba es una historia inventada o falsificada para incitar a la discriminación y a la xenofobia. Un ejemplo típico es la vieja y reincidente teoría de la conspiración judía, asentada en viejos mitos tan arraigados en las diferentes sociedades contemporáneas gracias a tanto machaque realizado intencionalmente durante largas centurias.

Los judíos como todos los seres humanos no son perfectos y tienen muchas debilidades aunque ello no justifica las falsas acusaciones según las cuales crucificaron a Jesús, bebieron la sangre de niños cristianos, envenenaron los pozos de agua, practicaron la usura, quieren dominar el mundo e inventaron para ello la masonería, el sionismo, la democracia, el capitalismo, el comunismo y una lista tan larga que temo aburrirlos si la prolongo indefinidamente.

¿Quienes son los judíos para los judeófobos?

Los pensamientos judeófobos son completamente contradictorios, irracionales y confusos. Para los judeófobos, los judíos son seres duales y desdoblados pues:

Son los que se aferran a la tierra de Israel y a su vez son empedernidos cosmopolitas.

Son explotadores capitalistas y también agitadores revolucionarios marxistas.

Son agresivos militaristas y a su vez pusilánimes pacifistas.

Son los que se adhieren a una religión constituida, pero son también agentes de marcados cambios radicales.

Son el pueblo dedicado a la Ley escrita y mientras tanto son moralmente decadentes.

Son el pueblo elegido, pero pertenecen a una especie humana de categoría inferior.

Son acentuadamente orgullosos y a la vez huidizos y solapados.

Son los precursores del individualismo e impulsores del colectivismo.

Son los culpables de crucificar a Cristo, pero fueron los inventores del cristianismo.

Son en su ficción fantasiosa, los que detentan absolutamente el monopolio del mal.

“Si el judío no existiera, el antisemita lo inventaría”. Jean Paul Sartre

Algunos ejemplos de judeofobia reciente:

La judeofobia rusa: En el año 2005, parlamentarios de la Duma Estatal rusa exigieron que el judaísmo y las organizaciones judías fueran prohibidos en Rusia, acusándolos de realizar sacrificios humanos, controlar las finanzas rusas y del mundo, fogonear los conflictos étnicos en Rusia y estimular el odio contra ellos mismos.

La judeofobia islámica. En 2003, el primer ministro malayo Mahathir Mohammed recibió una ovación estruendosa de los 57 miembros de la Organización de la Conferencia Islámica: “…hoy los judíos gobiernan este mundo por poder. Ponen a otros a pelear y a morir por ellos… Inventaron el socialismo, el comunismo, los derechos humanos y la democracia para que perseguirlos parezca ser erróneo, para que puedan disfrutar de derechos iguales a los del resto. Con estos han ganado el control de los países más poderosos y ellos, esta pequeña comunidad, se han vuelto un poder mundial”.

La judeofobia iraní: Según el vicepresidente de Irán, Mohammad Reza Rahimi: los sionistas y el Talmud son responsables del narcotráfico pues durante un acto celebrado en Teherán por el Día Internacional Contra el Abuso y el Tráfico de Drogas expresó que “el abuso de drogas en todo el mundo tiene sus raíces en las enseñanzas del Talmud.

La Judeofobia de “Mi lucha” de Adolf Hitler. La lamentable reedición 2012 en Alemania del libro “Mi lucha” (“Mein Kampf”) de Adolf Hitler, prohibido desde 1945 cuando fue aprobada la ley que impide divulgar ideas nazis. Esto significa una espantosa puerta abierta a la previsible y múltiple reedición de este libelo de odio a lo largo y ancho de este sufriente planeta.

La judeofobia de Los Protocolos de los sabios de Sión. Son un ejemplo de una grotesca literatura paranoica y conspirativa donde los judíos siempre conspiran detrás del telón para dominar el mundo como un monstruoso pulpo de múltiples brazos, obedeciendo siempre a una autoridad oculta, los enigmáticos y sombríos “Sabios de Sión”.

¿Cómo explicar, tantos años después, con tantos esfuerzos hechos para rescatar, desarrollar, difundir la memoria de la Shoá, un incremento de actos antisemitas? ¿Cómo explicar este incremento después de la Shoá misma? ¿Qué catástrofe será necesaria para erradicar el antisemitismo? Elie Wiesel.

Fuente: Diario Judío México

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